lunes, 31 de octubre de 2011

A Juan Paniagua Paniagua

En este escenario de afectos, de amistad y de reconocimiento a su persona, elevamos nuestras voces en su pueblo y el mío, que diría el poeta, para reivindicar una emoción a compartir.

Juan Paniagua Paniagua nos dijo adiós un 25 de marzo  de 2011. Un adiós, que no despedida. Y el dolor pues, se hizo rescoldo que guarda actitudes, momentos inseparables de Juan y de los que le conocimos. Sí; no se olvide, porque Juan Paniagua está en nosotros. A través de sus hechos, permanece en la memoria como imagen cierta que, además, nos ha dejado sembrada la semilla fecunda y alumbradora de un hoy para florecer  mañana.

Este es el mensaje primero que brota de su aparente despedida. Por ello quiero, en este acto, que mis palabras acudan a la memoria colectiva para desgranar juntos, la historia, no narrada, si vivida, que permanece en la razón del ser, en la idea que pudo nacer de un sueño esculpido en el árbol genealógico de una partitura incompleta, inacabada pero bella,  como es la vida.

Juan será, es, luz que ilumina un paisaje de atardeceres fecundos.

Juan, compañero inquieto en la búsqueda permanente por la cultura, la libertad y la democracia. Abanderado de la Justicia, la igualdad y la solidaridad. Impulsor, desde la clandestinidad, de aconteceres que rompieron cadenas sin luz.

Y como cabal entre cabales, gran aficionado al flamenco. Fue presidente de la Peña Flamenca el Piyayo. Honrosamente distinguido con la insignia de oro de la entidad. Y en la Peña, entre la queja y el suspiro, entre el compás y la melodía fuimos tejiendo el esplendido paisaje de un Rincón mejor, más abierto, plural. Un Rincón que cada día mira al mar. Ahí, en el mar, tú, Juan, también te reflejas, como crisol de una realidad ahora dormida.

Para ti, Juan Paniagua, nuestro leal y entrañable recuerdo.

Peña Flamenca El Piyayo
Juan Antonio Ibáñez Jiménez
Periodista
Abril 2011.

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